domingo, diciembre 10, 2006

Catorce

LLEVAR PINTURA A PINTO.

Pinto para mí era solamente una palabra dentro de una frase hecha, hasta el día en que decidí presentar un cuadro al CERTAMEN EUROPEO DE PINTURA ANTONIO LÓPEZ 2006 organizado por el ayuntamiento de esta ciudad. Me preparé para el viaje, busqué en el “google maps” un itinerario para conducir con una cierta tranquilidad, la pena es que el itinerario falló enseguida, aproximadamente en la cuarta instrucción, justo allí donde decía “incorporarte a la rampa de la M-30 con destino a…” aquí comenzó la aventura de buscar el camino a la popularmente llamada carretera de Andalucía.

Desde ese momento recuerdo encontrarme en lugares muy extraños, todos llenos de enormes agujeros, zanjas, obras, barro, excavadoras, en fin, una serie de ingredientes que juntos producían un cierto desamparo que no pasaba a mayores gracias a que el motor de mi querido Peugeot seguía funcionando. La escena se aderezaba con la presencia de una buena cantidad de operarios extranjeros que, sin abrir la boca, negaban con la cabeza ante mis preguntas. Finalmente uno de origen sudamericano vino en mi ayuda con la siguientes palabras, dijo literalmente: “Yo lo único que sé es que al final del todo a la derecha está la M 40. Con esta sentencia que a la vez reconforta y escalofría continué mi camino.

En la recepción del concurso me preguntaron que de qué empresa de transporte venía, tal era la cara que debía llevar. Después de cumplir la importante misión regresé a mi barrio.

Mientras aparcaba el coche, iba pensando que por fin había terminado con una de estas tareas extras e insospechadas que suelen acompañar al hecho de pintar. Llegué a casa cuatro horas después de mi partida, empleé el triple de tiempo de lo que prometía Google.

En estas sonó el teléfono, cuando dijeron que llamaban de Pinto, vi pasar delante de mi todos los acontecimientos de la mañana en unos segundos, como dicen que les sucede a los que van a morir.

Menos mal, tan sólo habían confundido el número de inscripción.

De momento no tengo que volver.