Treinta y ocho
Si tuviera que elegir unas pocas palabras, como he elegido unos cuantos cuadros para este muestrario de ángeles elegiría estas que escribí mientras practicaba este inesperado deporte otoñal de pintar alas.
Aprender
del comportamiento
de las plumas
Lo primero fue pensar en un casting, pues quería unos ángeles tremendamente humanos, incluso yo me animé a participar.
La idea básicamente es plantear que cualquiera que se eche unas alas a la espalda aunque estas sean simbólicas, de juguete o meramente dibujadas, puede adquirir ciertas características angélicas y quién sabe si incluso en su comportamiento se pueda reflejar este sutil y liviano acompañamiento.
También quería ponerle cara a ciertas palabras que yo imagino suelen rondar cerca de los seres angélicos, como la calidez, la ligereza, la placidez y la alegría contenida en una leve sonrisa.
Pero una cosa es tener alas y otra echarse a volar…
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