domingo, enero 14, 2007

Veintiuno


EXPOSICIÓN
"FLORES INCIERTAS Y GENTES DE CARTÓN"
Casa de Cultura de San Lorenzo del Escorial.
Primavera de 2006


Preparé la exposición a conciencia, porque todo, absolutamente todo, debía pasar por mis manos, embalar, transportar, colocar los cuadros y las esculturas, inaugurar, atender la sala el tiempo que duró la exposición...
Me resisto a hablar sobre el transportista para no afear el artículo- solamente diré que uno puede ser concienzudo, disciplinado, puede llevar una semana haciendo listados para no olvidarse de nada, tan solo has dejado una cosa en manos de alguien que parece competente y ves como en unos segundos ese alguien puede fastidiarlo todo, de esto te das cuenta en un instante, el que tardas en poner el prefijo in delante del adjetivo competente.

El transportista llegó con su furgoneta puntual como un reloj, justo cuando había sacado toda la obra del almacén a la entrada del portal, es decir, cuando todas mis esculturas y pinturas ocupaban la mayor parte del espacio que habitualmente llamamos suelo, tan solo un pequeño detalle, la furgoneta del transportista estaba medio llena, con la excusa de que después de llevarme al Escorial se marchaba de viaje... y claro no iba a pasar otra vez por Madrid. ¿De qué me sirvió preparar este viaje con tanto tiempo? ¿de qué me sirvió haber advertido a este personaje que tenía que transportar una exposición entera?... en este momento glorioso -eran las seis de la mañana- al transportista no se le ocurrió otra cosa que decir:
-¿Por qué no llamamos a un transportista?
-Perdóname pero yo pensaba que el transportista eras tú...

...En momentos así es donde uno puede comprobar los claros beneficios del tai-chi para mantener la calma.

Finalmente tuve que echar mano de mi querido Peugeot para completar el transporte de las obras.

La sala de la Casa de Cultura de San Lorenzo del Escorial además de amplia es luminosa y acogedora, esta situada al lado del Monasterio, lo cual garantiza una afluencia de público muy interesante (unas cuatro mil visitas durante la semana que duró la exposición, -había un contador en la sala, no es que yo me dedicara a contarlas)

Cada uno organiza el espacio como quiere; me decidí a llevar un grupo de cuadros y esculturas que puedo decir que conforman la muestra más diversa que he montado con mi trabajo.

Así que hasta allí viajaron retratos urbanos con cielos y flores, y esculturas con cuadros para demostrar que todos esos objetos pueden convivir en una misma sala de exposiciones y que lejos de estorbarse por la diversidad de temas y dimensiones, se complementan, dando una visión más amplia y completa de mi trabajo en estos últimos años.








Me decidí a quedarme en San Lorenzo el tiempo que duraba la exposición, alojada en la residencia juvenil de la C/ Residencia, todo un descubrimiento y un regalo inesperado.

El edificio por fuera resulta bastante vetusto, estilo años cincuenta, pero por dentro es acogedor y esconde un jardín con un aire de cierto descuido del que me enamoré nada más llegar.








Tuve la fortuna de despertarme todos los días con este sol maravilloso que formaba junto con los árboles estas deliciosas sombras en el tejadillo que había delante de la ventana de mi habitación.

Hubo todo tipo de anécdotas y me divertí mucho.

Tener la oportunidad de mostrar directamente al público mi trabajo, es siempre una experiencia enriquecedora.

Creo que estos días pasados en el Escorial sumados al curso que hice en agosto con el pintor Antonio López son lo más parecido a unas vacaciones que haya podido disfrutar en los últimos años.

viernes, enero 12, 2007

Veinte

Revisando fotografías para realizar un dossier he encontrado una imagen del cuadro "Transformación libre", mirándola siento un poco de nostalgia.



Es un cuadro muy familiar para mi porque ha pasado meses en mi taller haciéndome compañía, he de reconocer que me gusta especialmente, no sé muy bien que quiere decir esa muchacha de espaldas con patines que mira hacia un perrito, con ese fondo que asemeja a un paso de cebra por las líneas de luces y sombras que se forman en el suelo, no sé muy bien que quiere decir, pero esa imagen me producía una cierta ternura al pasar por mi pasillo en dirección al taller, que no es mala forma de ponerse a trabajar todos los días.

Veo todo el trabajo, las horas de dedicación, apenas para pagar unos pocos días de mi estancia aquí, entre esas pinceladas ha quedado prendido mi tiempo y mi vida.

Que extraño es este mundo.

Pero también siento que todo ese tiempo a la vez lo he conquistado para mi con
esta dedicación.

Entre lo que la vida me da y lo que quiero dar a la vida yo he elegido dar pinceladas y las pinceladas de colores curiosamente acaban siendo mi sostén.

...Todo esto por encima de la nostalgia, me hace sentir contenta.




lunes, enero 01, 2007

Diecinueve

Me sorprende que unas personas pasen por la galería preguntando por un cuadro que vieron hace catorce meses en una exposición.

Me maravilla que en medio de una ciudad como Madrid, con la oferta tan amplia que hay, pueda haber alguien que recuerde un cuadro que vio hace tiempo y se acerque después de tantos meses a interesarse por él con intención de comprarlo.

Hace poco se celebró la feria Estampa y una de las reflexiones que yo hacía allí era precisamente lo difícil que es hacer que alguien vuelva la mirada para contemplar algún trabajo artístico, con la cantidad y diversidad de productos que hay.

Siempre digo que las personas que se interesan por mi trabajo son mis verdaderos mecenas, porque hacen que yo pueda seguir dedicándome a esto.

Gracias a todos.

"Transformación libre"
150 x 60 cm.
Acrílico sobre tabla.