viernes, junio 29, 2007

Treinta y dos.


"Calas"
100 x 100 cm.
Acrílico sobre tabla.

A veces no me doy cuenta de la entidad que adquieren las cosas que hago hasta que tomo un poco de distancia y me alejo de la pintura. Ando estos dias enamorada de unas calas a las que me he dedicado estas semanas, después de tanta dedicación y de parar diez mil veces para ver (1) lo que estoy haciendo, hasta que no me he alejado del trabajo suficientemente no he visto lo que me cuenta esta pintura fresca y seca a la vez.

(1) Lo de pararse muchas veces para ver lo que estoy haciendo, ahora que lo pienso es un rito más, ¿cuántas veces recorreré el pasillo para ir a ver el cuadro que estoy pintando?

Es parecido a cuando tienes a tu cargo un bebé dormido y te acercas de vez en cuando al lugar en el que duerme para ver si te dice algo y escuchar su respiración.

Este cuadro se expondrá en verano en la Galería Alvaro Sellés en San Lorenzo del Escorial.

Treinta y uno



Hay concursos blancos y negros, cercanos y lejanos, con grandes dotaciones económicas y otros más humildes que adquieren obras diversas con el dinero destinado a los premios.

De vez en cuando, si se reúnen las circunstancias necesarias, me acerco con el coche a llevar mis cuadros a algunos concursos.

Practicando esta forma de turismo minimalista uno transita por lugares insospechados como puede ser la Autovía de los Viñedos, en la que ni tan siquiera puedes ver los viñedos porque vas conduciendo. De momento no digo el lugar al que fui, aunque es muy fácil de adivinar. La solución... al final.



No pude entregar los cuadros hasta las seis de la tarde, así que al final pasé buena parte del día en esta ciudad, en la que, mala suerte, acababan de pintar los bancos, y no había donde sentarse, y donde había sombra, no había sitio para aparcar el coche.

Así que cuando llegué al Museo de Antonio López Torres, me pareció entrar en un oasis, no había visitantes y disfruté mucho con el museo todo para mí.

En el se recogen una buena colección de cuadros de su trayectoria como pintor.
Una edificación sencilla rodeada de un jardín te sorprende con un interior fresco, silencioso y una escalinata rodeada de plantas que recibe luz cenital.





















Me impresionó este pequeño dibujo de un magnolio en la Pza. de la Lealtad de Madrid, conozco bien esos árboles que muchos años después permanecen ahí (ya veremos hasta cuando).








Me gustaron también mucho las palabras del pintor que aparecían recogidas en un cartel junto a su fotografía.



Este lugar me pareció muy especial, sobrio y elegante, en él tan solo te asaltaban las miradas de los cuadros que lo habitaban... y sus silencios.




...Vino ¿Vino o vine?
Qué obcecadas estas letras, que se leen incluso del revés.





























martes, junio 26, 2007

Treinta

CURSO DE VACIADO
EN LA ACADEMIA DE BELLAS ARTES
DE SAN FERNANDO.




La Academia de San Fernando se encuentra en la C/ de Alcalá muy cerca de la Puerta del Sol. Fue Escuela de Bellas Artes hasta 1965 año en el que se trasladó la enseñanza a la Ciudad Universitaria.

La Academia se convirtió en museo, en ella se reúnen una buena colección de pinturas y dibujos muy interesantes. Destaco, como uno de mis favoritos "El entierro de la sardina" de Goya un cuadro que tiene banda sonora, cuando te acercas a él parece que puede escucharse la música y las voces de los que forman el cortejo.

Tuve la suerte de pasar unos días en el taller de vaciado de la Academia.

Lugares como este son los que me hacen tener un cariño muy especial hacia esta ciudad en la que vivo.

Lugares escondidos que normalmente desconocemos.

Un precioso taller donde trabajan unos buenos profesionales con mucho cariño por lo que hacen.

Desde aquí les doy mi agradecimiento.

El taller se encuentra en un sótano de la Academia con ventanas a pie de calle que dan a un amplio patio interior. Se accede por una estrecha escalera de caracol de piedra.









Moldes y esculturas clásicas que todos hemos dibujado por las academias del mundo ocupan los pasillos y la estancia donde se ubica el taller.
Lleno y vacío, todo y nada... y tanto el todo como la nada son de escayola.



Cualquier escultor que vaya por la vida con su lastre de moldes puede hacerse aquí una cura de humildad, no había visto tantos moldes juntos en toda mi vida.



Esculturas impresionantes que ven pasar el tiempo y la historia desde sus ojos de escayola copiados con precisión de otros ojos de piedra que fueron testigos mudos del pasado, del paso del tiempo.

Dejo aquí algunas imágenes del proceso para hacer un molde de silicona.












Una tarde bajamos al sótano del sótano para ver la máscara mortuoria de un hombre que fue académico a principios del S XX. Allí estaba, junto a otros muchos bustos de personas célebres.





Esto es una muestra de como es un molde a piezas, hasta la llegada de la silicona y los nuevos materiales con los que se trabaja ahora, los moldes se han hecho siempre así, verdaderamente encuentro que es un trabajo admirable, en el que cualidades como la paciencia son fundamentales para llegar a un buen fin.





El curso fue estupendo, estaba muy bien organizado y para mí ha sido de una gran utilidad.

Agradezco que la SGAE no asome su patita por debajo de la puerta de este magnífico taller de copias.


De momento
aquí
los discóbolos

siguen en muy buenas manos.